La denuncia realizada el pasado 20 de agosto por el presidente de Colombia, Iván Duque, encendió las alarmas en la región por el supuesto interés del gobierno de Nicolás Maduro en adquirir misiles de mediano y largo alcance de Irán. A pesar de que voceros de ambos regímenes negaron la información, Maduro sugirió que no era “mala idea” la compra del armamento a la nación del Medio Oriente, con la que se jacta de sostener buenas relaciones.
Para el diputado Carlos Paparoni, comisionado presidencial contra el Terrorismo y el Crimen Organizado del gobierno interino de Juan Guaidó, la vinculación de la administración de Maduro con armamento iraní no es de extrañar, a raíz de la estrecha cooperación que existe entre Caracas y Teherán, refrendada en acuerdos que superan los 40.000 millones de dólares. En los últimos meses, Venezuela, incluso, ha recurrido a Irán para aliviar la crisis con la gasolina ante la falta de producción nacional.
Paparoni dijo, en entrevista para El Pitazo, que el desespero de Maduro por aferrarse al poder lo ha llevado a establecer alianzas con gobiernos como Irán, cuyas implicaciones “levantan mucha preocupación” entre los países del continente americano, en especial por la presencia de organizaciones terroristas como Hezbolá en suelo venezolano y su posible influencia en la región. “Viendo las formas y la política internacional de Irán, Venezuela es un espacio geográfico ideal para continuar lo que han denominado como su ‘guerra santa’”, alertó.
“Ningún dictador de nuestro hemisferio se había atrevido a tener una foto con Irán (…) Esto sirva para entender en que se ha convertido esta nomenclatura de la revolución, cuyas estructuras se comportan más parecido a las del crimen organizado”, señaló el comisionado.
Carlos Paparoni, comisionado presidencial contra el Terrorismo y el Crimen Organizado del gobierno interino de Juan Guaidó
–Lo primero que hay que resaltar es que voceros como Jorge Arreaza no son las personas que utilizaría para tratar de verificar o negar algo. La credibilidad tanto de Arreaza como de Nicolás Maduro es muy poca, no solo para los venezolanos, sino también para la comunidad internacional. Parte de lo que nosotros declaramos el día viernes (21 de agosto) eran las intenciones de compra y acuerdos militares que han existido entre Maduro y el gobierno de Irán. Hemos visto no solo en los últimos meses cómo la revolución bolivariana ha mantenido una relación estrecha con el gobierno iraní y se han contratado más de 40.000 millones de dólares en acuerdos, cuya parte importante es el área militar. Si bien para el año 2015 no podía avanzarse en nuevos acuerdos militares debido a las sanciones impuestas a Irán, se observó que sí existieron colaboraciones en Venezuela y no nos extrañaría para nada que hoy haya conversaciones para la adquisición de algún tipo de misiles, como lo declaraba el gobierno de Colombia.
–Lo más importante es todo lo que conlleva una negociación de este tipo. Primero, Venezuela estaría violando ciertas sanciones que, hasta hace dos semanas, estaban impuestas a Irán. Informaciones de este tipo son sumamente importantes y delicadas, y ante la repercusión que puedan tener es fundamental que deban manejarse con el mayor cuidado. Hoy de lo que a nosotros no nos queda la menor duda es cómo se ha ido acercando Nicolás Maduro hacia Irán. Además, viendo las formas y la política internacional de Irán, Venezuela para ellos es un espacio geográfico ideal para continuar lo que han denominado como su ‘guerra santa’.
–Creo que las denuncias han llevado a una negación total. La posición de Irán demuestra que para ellos no es nada fácil tener una relación de negociación con Nicolás Maduro, pero la negativa que hizo Irán públicamente no quiere decir que no se hayan realizado las conversaciones.
Carlos Paparoni, comisionado presidencial contra el Terrorismo y el Crimen Organizado del gobierno interino de Juan Guaidó
–Hay que ver cómo se han comportado los aliados de Nicolás Maduro. China no ha sido muy abierta con nuevos préstamos con Maduro, cuando su prioridad ha sido mantener relaciones comerciales con toda América Latina. En el caso de Rusia, los conflictos internos que atraviesa su aparato productivo y su economía tampoco dan para ser esa Unión Soviética que podía financiar proyectos en otro país. Pero con Irán es una relación completamente diferente, porque tienen una política completamente diferente. Para ellos es fundamental tener mayor presencia en otros países a través de Hezbolá, que ahora es más una red de lavado de dinero y legitimación de capitales a nivel global en actividades ilegales que van desde el narcotráfico hasta el terrorismo y así financiar su guerra. Este comportamiento diferente de Irán es lo que nos preocupa a nosotros, muchos más que las relaciones con Rusia y China.
–No solo en la historia de gobiernos venezolanos ningún dictador de nuestro hemisferio se había atrevido a tener una foto con Irán. No habíamos visto ministros en ningún otro país que abiertamente digan que pertenecen, profesan o apoyan a Hezbolá. Esto sirva para entender en qué se ha convertido esta nomenclatura de la revolución, cuyas estructuras se comportan más parecido a las del crimen organizado. Ese desespero los lleva a este tipo de alianzas y convierten a Maduro en alguien muy peligroso, pero que sabe cada vez más que va a terminar saliendo del poder. Lamentablemente, las decisiones que han tomado indican que su salida del poder va a generar mayor frustración y sacrificio a los venezolanos.
Carlos Paparoni, comisionado presidencial contra el Terrorismo y el Crimen Organizado del gobierno interino de Juan Guaidó
–Por supuesto que hay algunas figuras que saltan a la vista y que preocupan. Existen nombres dentro del gobierno que son innegables como lo es Ghazi Nassereddine, quien fue funcionario diplomático siendo Nicolás Maduro canciller de Venezuela. Ghazi es quien figura en todas las investigaciones tanto de la Asamblea Nacional como de organismos internacionales, que han demostrado que tiene la responsabilidad de haber generado 10.371 identidades nuevas a personas nacidas en el Líbano, Irán o en Siria. Pero también se ha ido permeando en otras redes. Las similitudes que puedan tener en sus entrenamientos y en todo lo que han sido los colectivos en Venezuela con la Guardia Revolucionaria Iraní. Hezbolá ha colaborado en ese desarrollo y la preparación para guerras no convencionales y es lo que nos preocupa dentro de esas relaciones entre Irán y Venezuela. Es decir, la región nunca ha visto este tipo de comportamientos en nuestra historia. Esto no se parece a la Colombia de los 80 o 90 en la pelea con las guerrillas o narcotráfico, ni al México de los 90 o al Perú de Sendero Luminoso. Esto es una nueva realidad que debe levantar preocupaciones dentro de la región.
–Hay una dinámica interna, que desconocemos, entre los organismos de inteligencia e información y cómo comparten sus datos. Lo que puedo decir es que Nicolás Maduro y sus relaciones levantan una preocupación a todo el hemisferio, pero específicamente a sus vecinos en la región por los comportamientos que puedan existir. Es decir, si revisamos la historia sobre cuáles son las salidas que pueda tener este tipo de dictador, bajo esa teoría de tratar de quedarse lo más que pueda en el poder, una de las preocupaciones que hay es esa dialéctica guerrerista que ha ido fortaleciendo Nicolás Maduro y que pueda servir de excusa en un intento desesperado para mantener el poder a costa de ir a un conflicto bélico en Latinoamérica, lo cual está muy alejado de lo que nosotros deseamos para la salida de la crisis de Venezuela.
Esta web usa cookies.