Caracas.- Cuando el monstruo del hambre atacó a la familia de Andrea, sus dos hijos mayores se fueron de la casa para vivir cuatro años en la calle. La remuneración por el trabajo ya no alcanzaba en el hogar; no eran beneficiarios de los programas sociales del Gobierno y pasaban días sin comer.
Apostaron a la caridad y a la astucia para llenar el estómago, mientras su madre los buscaba por toda la ciudad. Andrea luchó y logró que sus muchachos regresaran a casa, pero su situación no es muy distinta.
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