Pedro Morán, vendedor de chicha, dijo que, diariamente sale a vender, porque es el único ingreso que tiene para llevar el pan de cada día a sus 5 hijos. Foto: Johandry Andrea Montiel
Perijá.- Las personas que se dedican al comercio informal en Machiques de Perijá, en el estado Zulia, aseguran que la medida de cuarentena decretada por las autoridades pone en riesgo el sustento diario y la economía de ellos y de sus familiares.
El lunes 30 de marzo, relataron a El Pitazo que pese a las restricciones que les impiden salir a la calle, lo hacen para ganar dinero y comprar la comida del día, pues viven de lo que obtienen a diario.
Pedro Enrique Morán, vendedor de chicha en el casco central de Machiques, afirmó que no tiene opción y por eso sale diariamente a trabajar.
“Durante estos días de cuarentena la venta es baja, pero aun así debo salir a vender, porque este es el único ingreso que tengo para llevar el pan de cada día a mis cinco hijos”, dijo Morán.
“Todos los días salgo con mi tapabocas, mantengo la distancia con mis clientes para cumplir con las medidas preventivas contra el virus, porque, si no, ¿quién va a llevarnos la comidita a la mesa?”, agregó.
Morán dijo que la crisis económica afecta sus ingresos, pero que, con la cuarentena, la situación ha empeorado para los trabajadores informales.
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Al igual que otros trabajadores informales reclaman al gobierno un plan de atención para este sector. Destacan que son padres sin ingresos fijos y por eso no garantizan un plato de comida en sus casas.
Julio Martínez, vende cepillados en la plaza Bolívar de Machiques, dijo que “las calles están vacías y eso ha impedido que pueda trabajar bien durante estos días de cuarentena. La situación es difícil. Lo que he vendido solo me alcanza para comprar un kilo de arroz y unos huevitos. Debo salir a trabajar obligado, si no cómo comemos en mi casa”.
Martínez es el único que trabaja en su casa y cuenta que los funcionarios de seguridad le dicen que use el tapabocas y que se vaya a su casa. “Les digo si ellos van a llevarme comida. Con esa pregunta que les hago me dejan tranquilo en mi puesto”.
Una vendedora de café, que no quiso dar su nombre, comentó que a pesar del riesgo de contagio por coronavirus, diariamente sale a la calle con su termo y con un tapabocas de tela que le regalaron como única protección contra el COVID-19.
Otros vendedores comentaron que el Estado venezolano quiere resguardalos contra el coronavirus, pero no garantiza los alimentos necesarios para poder permanecer en sus hogares.
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