Dice que después de esta dimisión su frente estará en alto pues no es de los que se quedan mirándose los zapatos y asegura que toda la vida rechazó las injerencias que pretendieron humillar su conciencia y su espíritu. Ya vemos entonces que con los cubanos y los rusos seguramente cero rollo, todo bien. Ellos no son injerencistas, menos mal